martes, 9 de diciembre de 2014

“Formando” en Seguridad Vial. Por M Teresa Morali Farré.

Hoy en día la formación está muy de moda. Se ha pasado del maestro que enseñaba al joven aprendiz, a cursar estudios interminables con un amplio abanico de posibilidades.
Pero reflexionemos sobre el aprendizaje, también en el entorno de la seguridad vial. En todos, lo que nos interesa es que sirva al alumno lo que queremos transmitir.

¿Es suficiente con adquirir conocimientos teóricos? Acaso se aprende escuchando y siguiendo con lo establecido, tal y como nos han dicho?

formacion en seguridad vial

¿Por qué en la mayoría de casos no se aplica lo “aprendido”? ¿Por qué el objetivo es en la inmensa mayoría de casos “aprobar”?

Casi siempre uno no se queda convencido, ni ha interiorizado lo oído o leído. Es más, enfoca el estudio de cara al aprobado en el examen teórico para poder pasar a las clases prácticas.

Me consta el deseo de los formadores de facilitar un buen aprendizaje que conlleve una mayor calidad en la conducción. No obstante esto no es suficiente ni garantiza que se obtenga el resultado esperado. ¿Por qué sucede si se trata de formadores expertos?
Se intenta dar una serie de conceptos/conocimientos y es conveniente tener en cuenta a quién se está dirigiendo el docente/formador.

Nos basamos en general, en un modelo informativo lleno de consejos expertos que repetimos con un estilo tradicional.

¿Qué hay que cambiar para que la formación realmente surta efecto y provoque un cambio en el aprendizaje en aras a disminuir la siniestralidad?

 seguridad vial

Toquemos la motivación. No basta con dedicar unos minutos para motivar. Es básico establecer una relación de colaboración, de escucha activa de los puntos de vista del que está en (y no al otro lado de) la sala/clase y “dejar surgir” los motivos para cambiar.

El formador eficaz utiliza técnicas concretas que sabe cuándo aplicarlas, siguiendo una metodología contrastada. Al mismo tiempo propicia la reflexión. Se habla mucho de la empatía y aquí es también fundamental. Preguntas, preguntas y más preguntas que suscitan debate para promover un cambio voluntario en beneficio de uno mismo y de la sociedad en general.

Si no tocamos sentimientos, emociones, no es suficiente. Al fin y al cabo, motivar es aumentar la probabilidad de que una persona siga nuestras recomendaciones para cambiar un comportamiento o promover una actitud.

En la mayoría de los casos tenemos ambivalencias (sentimientos contrapuestos) que hay que explorar y resolver. Quizá haya que revisar cómo estamos impartiendo formación.

Por eso es muy importante que el formador utilice un buen estilo de comunicación a modo de guía (que motive, apoye y refuerce), dejando atrás el estilo directivo (que prescribe, explica, informa y organiza).
¿Qué habilidades son necesarias? Preguntar, escuchar e informar. ¿Cómo las utilizamos? Ahí está la clave, en el balance de estas tres habilidades.

No somos los únicos con buenas ideas, las personas toman sus decisiones y el cambio se produce cuando cada uno lo decide. Se requiere de la colaboración, huyendo de imponer, y que se establezca un vínculo centrado en la persona, es fundamental.

Al fin y al cabo cada uno ha de encontrar sus propias razones para cambiar y la interacción con el formador puede o no mover a desear ese cambio, a creerse con esa capacidad, para así decidir que cuanto antes es mejor empezar.

 http://psicologiamoraliblog.wordpress.com/2014/12/08/formando-en-seguridad-vial/

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