Cuando de lo que se trata es de analizar cifras de siniestralidad vial relativas a un periodo corto o a una operación especial de tráfico, como la de verano, es bueno dejar pasar unos días para marcar una necesaria distancia argumental sobre lo publicado por los responsables de la cosa circulatoria, esto es, la DGT, ya conocida como la República Independiente del Cachondeo Estadístico.
Para empezar, en el momento de redactar estas líneas, la DGT ha eliminado de su web (no se sabe durante cuánto tiempo) los datos de siniestralidad relativos a los meses de abril, mayo, junio, julio y agosto, así que para ver qué ha pasado en verano forzosamente hay que remitirse a la hemeroteca o a los comunicados de prensa.
Cada vez que se producen estos apagones estadísticos, voilà!, las cifras acumuladas de meses anteriores siempre registran disimulados descensos
Cada vez que se producen estos apagones estadísticos, y suceden con cierta frecuencia, voilà!, las cifras acumuladas de meses anteriores siempre registran disimulados descensos (quíteme un muerto de marzo, dos en mayo, cuatro en junio…) una vez que salen de la cocina de la sede de la DGT en Josefa Valcárcel, 44. Hasta el punto de que, cualquiera que, como un servidor, quiso preocuparse el año pasado de hacer un seguimiento diario de las cifras pudo comprobar que el total de fallecidos del año 2014 no fue de tres menos que en 2013 (como anunció el ministro Fernández Díaz), sino de seis más. Así se denunció y posteriormente reconoció la DGT con la más pequeña de sus bocas. Es decir, que se rompía una racha de una década de descensos.
¡Son los desplazamientos, idiota!
Este verano se ha saldado con cinco muertos más que en 2014, según la escuálida información oficial ofrecida por la DGT la semana pasada. Ahora ya sí, ahora ya se escudan en los desplazamientos como causa del aumento. Y, ¿por qué no hacerlo, siendo un factor esencial en la variación de la siniestralidad?
Porque la DGT es víctima de sus propios desarrollos argumentales. En febrero de 2012 escribí en Vozpopuli:
“Los datos de siniestralidad van a ir a peor por […] una previsible mejora en la economía (que tiene relación directa con el número de desplazamientos y, por tanto, en la siniestralidad vial). […] Por ahora seguimos en recesión, con todos los indicadores de movilidad […] en caída libre y, pese a ello, la siniestralidad quiere repuntar.”
¿Para qué sirve la DGT que no sea para vaciarnos los bolsillos?
Y vaya si ha repuntado. Reconocer que el aumento de los desplazamientos dispara la siniestralidad es reconocer que cuando la crisis nos tenía a todos sin salir de casa, con caídas de dos puntos porcentuales en los desplazamientos, esa era la causa de los descensos en los fallecidos. Y si todo depende de los desplazamientos, para bien o para mal, ¿de qué sirven las multas, el carné por puntos, los helicópteros Pegasus? O mejor, ¿para qué sirve la DGT que no sea para vaciarnos los bolsillos?
Durante los meses de julio y agosto de 2015 se han producido 81,1 millones de desplazamientos de largo recorrido por nuestras carreteras, lo que supone ¡2,6 millones más! Sólo en julio se produjeron 39,2 millones de movimientos de largo recorrido, lo que representa un aumento del 8% (3 millones más) respecto a julio del año pasado. ¿Cómo no va a subir la siniestralidad?
Que los desplazamientos son el factor esencial en la siniestralidad no sólo es de sentido común, es que negarlo, como ha hecho la DGT cuando le ha convenido, es un insulto, sobre todo, a las víctimas de accidentes. Intentaron ocultarlo echando la culpa a un parque de vehículos envejecido y a una población conductora igualmente viejuna, pero sin demasiado éxito; ahora que pintan bastos ya no tienen más remedio que aceptarlo; pero si se hubiera hecho así siempre habríamos visto que no sólo de represión debe vivir el organismo encargado de velar por la seguridad vial.
El aumento de los desplazamientos tiene reflejo en la siniestralidad desde hace tres años
Que nadie se llame a engaño, y que la DGT no se las dé de nuevas. El aumento de los desplazamientos tiene reflejo en la siniestralidad desde hace tres años. En 2013 hubo 6.404 accidentes con víctimas, más que en 2012. En 2012 se empató, mientras que el periodo 2007-2011, los peores años de la crisis, hubo descensos notables y sostenidos.
Por eso la DGT no quiere que conduzcamos, quiere que caminemos o que montemos en bici. Esta es la DGT anti movilidad; María Seguí ha llegado a echar la culpa al Gobierno, que no le aprueba la reducción de los límites de velocidad. Esta es la DGT que necesita que los coches no salgan a la carretera para que no se le estropeen las estadísticas; la que vive con un ojo puesto en la recaudación por multas y el otro en los titulares de prensa. De verdad, insisto, ¿para esto sirve la DGT?
ENLACE: vozpopuli.com
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