domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Permiso por puntos? Tendríamos que pensar algo así para el colegio. Por JOSÉ ANTONIO MARINA, FILÓSOFO

- ¿A qué se referirá que es un ejemplo a seguir?

- ¿A qué son unos cursos que sólo pueden impartir unos pocos

elegidos a dedo, y no cumple la Ley Omnibus?

- ¿Qué la mitad de sus asistentes vuelven a reincidir?


- En esto si que estoy de acuerdo,

el Pre Conductor y el Conductor 

tiene que someterse a una educación emocional,

(y a una formación emocional añadiría yo),

para saber reconocer las emociones y controlarlas a través de hábitos.


Jose Antonio Marina, uno de los pensadores más destacados de nuestro país,

reflexiona en esta entrevista de nuestra revista sobre el papel de la educación

en la Seguridad Vial:

" La carretera es un banco de pruebas de muchos problemas educativos”

asegura Marina, que considera el permiso por puntos un ejemplo a seguir,

incluso en los colegios. 



José Antonio Marina

JOSÉ ANTONIO MARINA FILÓSOFO

¿Permiso por puntos? Tendríamos que pensar algo así para el colegio

  • "Antes, la publicidad vendía las bondades técnicas de los vehículos y ahora, emociones. Los fabricantes no están favoreciendo la conducción sensata"
José Antonio Marina es uno de los pensadores más destacados de nuestro país, fuertemente ligado a la educación en toda su trayectoria profesional. En esta entrevista reflexiona sobre la seguridad vial y la educación y la conducción. Piensa que "la carretera es un banco de pruebas de muchos problemas educativos. Durante muchos años ha habido una irresponsabilidad respecto a conducir basada en que todo conductor controla y las cosas solo les pasan a los demás. Procedimientos más coactivos como el carné por puntos han tenido un efecto pedagógico tan sumamente grande que a lo mejor tendríamos que pensar algo así para la escuela". 

Los infractores son reincidentes aunque hagan cursos de clases de sensibilización


alcohol-velocidad
Durante los últimos 6 años, desde que entró en vigor el permiso por puntosmás de 140000 personas han perdido su permiso de conducir  por cometer infracciones al volante y para volver a recuperalo estos conductores tienen que realizar un curso de sensibilización y seguridad vial y volver a examinarse de nuevo.
Muchos conductores no son conscientes que al cometer temeridades al volante no sólo están poniendo en riesgo su vida sino también la del resto  de usuarios de lavía, y a pesar de que realicen los cursos d concienciación vial para volver a obtener el permiso de conducir, la rehabilitación no es completa y vuelven a repetir las conductas imprudentes al volante.
Concretamente el 60% de los conductores que ha pasado por uno de estos cursos ha acabado reinciendo en las malas prácticas al volante en un plazo de menos de dos años.
Por infracciones, de los puntos restados por dar positivo en un control de alcoholemia, el 20% de esas personas volvió a coger el volante tras haber bebido, mientras que los que circulan con exceso de velocidad también reinciden en un 18% de los casos.
Esas clases de sensibilización y reeducación no son lo suficientemente eficaces porque no logran transmitir la sensación real de peligro, por lo que los expertos empiezan a proponer otras terapias psicológicas.
http://www.blogdelaautoescuela.com/blog/los-infractores-son-reincidentes-aunque-hagan-cursos-de-clases-de-sensibilizacion/

Los españoles recuperan puntos sin pasar por las aulas

  • La crisis y un mayor conocimiento de la normativa frena la asistencia a los cursos de reeducación.

Pasar por las aulas para recuperar los puntos del carné de conducir perdidos a causa de las infracciones cometidas en la carretera no está siendo santo de la devoción de los conductores españoles. Cinco años después de la puesta en marcha de este sistema, apenas 200.000 personas habían realizado cursos de recuperación parcial o completa de puntos de un total de cuatro millones de conductores sancionados. La crisis y un mayor conocimiento de la normativa son algunas de las razones del parón, según asegura Agustín Galdón, responsable de estudios del Instituto de Seguridad Vial de Fundación Mapfre.
De hecho, muchos de los conductores han preferido esperarse los dos años que exige la ley sin ser sancionados para recuperar los puntos antes que gastarse los 196 euros que cuesta el curso de recuperación parcial (12 horas) o los 360 euros que vale el de recuperación total (24 horas), a lo que hay que añadir las tasas del examen. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), exactamente 1,8 millones de conductores han recobrado su saldo de puntos sin pasar por las aulas.
Esta conducta no se puede considerar como un fracaso. José Miguel Báez, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), organización que integra en toda España 214 de los 245 centros capacitados para impartir esta formación, explica que "el sistema de puntos es más reeducador, ha conseguido reducir el número de infracciones de tráfico y el número de muertes a la mitad en cinco años". Además de "despojar al permiso de conducir de su carácter vitalicio", afirma Julio Laria, director general de Fundación Mapfre.
Hasta los conductores que han asistido a los cursos han reconocido sus ventajas. José Ignacio Lijarcio, director de proyección de la Fundación para la Seguridad Vial (Fesvial), señala que "la mayoría considera que estos conocimientos deberían ser obligatorios para la obtención del permiso de conducir".
Quizás esa sería la única forma de reducir el número de reincidentes, que es uno de los puntos negros del sistema de puntos. Según datos de la DGT, en junio de este año había algo más de un millón de conductores españolas que habían sido sancionado dos o más veces.
La recuperación parcial de los puntos se consigue con la asistencia a un curso de sensibilización y reeducación vial de 12 horas que se puede repetir al cabo de los dos años (al año si se trata de un profesional) o no ser sancionado durante un plazo de dos años, tres si se trata de una falta muy grave. El número total de puntos que se puede recuperar es un máximo de seis puntos.
La pérdida total del crédito de puntos o retirada del carné implica la imposibilidad de conducir durante seis meses (tres en el caso de profesionales), la asistencia a un curso de 24 horas de duración y la superación de una prueba en la Jefatura de Tráfico que demuestre que el conductor ha interiorizado los conocimientos recibidos. En el caso de que no supere la prueba, podrá presentarse hasta un máximo de dos ocasiones, habiendo realizado previamente un ciclo formativo de cuatro horas.

La cifra

16% de los conductores españoles han sido sancionados por alguna infracción con pérdida de puntos.
http://cincodias.com/cincodias/2011/12/27/empresas/1325238419_850215.html

El verdadero problema del alcohol al volante, por fin

Hombre bebiendo alcohol
El Periódico publicaba ayer las principales conclusiones del informe encargado por la Conselleria de Justícia de Cataluña sobre la eficacia de los cursos de reeducación vial para los conductores que han perdido los puntos, y lo cierto es que el núcleo de la noticia, en forma de titular, no me sorprendió:
La reeducación vial fracasa con los conductores castigados por ebriedad
Cuentan que el grueso de las penas impuestas por asuntos del tráfico tienen que ver con el alcohol y que buena parte de los conductores implicados no son bebedores ocasionales, sino que tienen en el alcohol un verdadero problema de salud. Recomiendo la lectura de la noticia, que enlazo al final.
Y, como digo, no es algo que me sorprenda y, de hecho, dudo que le sorprenda a ninguno de los lectores de Circula Seguro. Entonces, ¿por qué es noticia que la reeducación vial fracase con los conductores castigados por conducir superando las tasas de alcoholpermitidas por la ley?
Recapitulemos. El alcohol es una droga psicodepresora que influye negativamente en el estado del conductor incluso cuando se bebe con moderación, incluso cuando la tasa de alcohol en sangre es baja, ya que el alcohol se distribuye por todo el cuerpo, afectando muy especialmente al cerebro y a la vista incluso en pequeñas dosis. Por eso, la única tasa de alcoholemia posible para una conducción segura es 0,0.
Alcohol
Hasta aquí estamos todos de acuerdo, supongo. Sin embargo, el hecho de que el alcohol es, también, una droga que genera adicción parece pasar de puntillas por todo el entramado que existe para retirar de la circulación a los conductores ebrios. Por ley, se trata de la misma manera a un conductor que bebe ocasionalmente que a aquel que tiene unproblema de adicción al alcohol. El curso de reeducación vial ataca a la sensibilidad del conductor alcohólico con las mismas herramientas que se trata al conductor que fue sorprendido en una ocasión tras haber bebido y que ya en el momento de soplar se juró a sí mismo que nunca más volvería a beber cuando tuviera que conducir.
Esta diferencia es básica. Desde luego, con un mínimo sentido de la lógica en la mano ningún conductor debería beber antes de conducir, pero los hay que se sensibilizan por sí mismos en el momento del control policial y los hay que no pueden sensibilizarse porque tienen un problema de adicción a esa droga.
Ahí va una confesión personal que ya he comentado en alguna ocasión. Cuando me formaba para trabajar como profesor de formación vial, tuvimos durante unos días en las aulas anexas a las nuestras un curso de sensibilización y reeducación vial para conductores penados, muchos de ellos por problemas de alcohol al volante. En las pausas coincidíamos todos en el bar universitario. ¿Con qué diríais que acompañaban el bocata aquellos conductores penados? Bingo, no era agua del grifo. Algunos de ellos se tambaleaban ligeramente al caminar, tal y como hacen las personas que ya no necesitan beber para perder el sentido porque viven tremendamente alcoholizadas.
La cerveza contiene un 6% de alcohol
¿Les servía de algo el curso de sensibilización? Respuesta que obtuve por parte de todos mis formadores, sin excepción: “llegamos hasta donde podemos llegar”. Es decir, si intentas decirles a estas personas que no beban jamás, no te escucharán porque nadie acepta que otro les diga qué deben hacer. El problema radica en que conduzcan mientras están bebidos, así que debemos mostrarles las consecuencias de conducir bebido, y no tanto del alcohol en sí.
Ah, pero esa mecánica nunca tuvo en cuenta que la voluntad de la persona está mermada no ya por su hábito, que eso se trata con el curso con grandes resultados por lo general, sino por su enfermedad. Así clamé yo ante varios profesores que tuve e incluso ante el catedrático que dirigió mi formación. Nada de nada. “No hay que moralizar, hay que lograr que la misma persona realice el cambio”, me repetían con gran razón en los casos generales, pero ajenos al verdadero problema del alcohol al volante cuando la persona está alcoholizada. “Sí, es un problema – convenían conmigo –, pero desde aquí poco más podemos hacer”.
Y ahora leo que el Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat de Catalunya me da la razón:
Se debe tratar primero la dependencia del alcohol y después la seguridad vial.
¡Albricias! No andaba yo tan desencaminado, pues. O quizá el portavoz del Centro de Estudios Jurídicos y yo estamos igual de mal encaminados, que también puede ser.
Pero no culpo de nada a quienes impartían los cursos de sensibilización a quienes no están preparados para eso. Ellos no decidían que aquellos conductores penados fuesen a clase antes de curarse de su adicción. A aquellos conductores alcoholizados los condenó un juez en virtud de una ley, la del permiso por puntos, que siempre ha sido una chapuza legislativa.
En el mundo de la seguridad vial hay muchas cosas que caen por su propio peso. En clase, suelo decir que la seguridad vial es la ciencia de la obviedad, pero que hay que tomar conciencia de las obviedades para tenerlas presentes. El verdadero problema no ya del alcohol sino de la seguridad vial de nuestro país es que más de un responsable de la seguridad vial de nuestro país sigue ciego ante tanta obviedad.

http://www.circulaseguro.com/el-verdadero-problema-del-alcohol-al-volante-por-fin/

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