A pesar de que la respuesta más intuitiva a esta pregunta seguramente nos llevaría a decir que son más seguras las calles que cuentan únicamente con un sentido de circulación, la realidad parece que, en esta ocasión, contradice el sentido común.
Un estudio de la Universidad de Louisville (Kentucky), dirigido por John Gilderbloom, ha analizado la evolución del número de accidentes ocurridos en varias calles de la región, que pasaron de ser de un sentido único a tener ambos sentidos.
Los resultados, sin duda, pueden resultar sorprendentes. La aparente mayor seguridad del escenario de una única dirección llevaba a los conductores a circular mucho más rápido que cuando hubo dos sentidos en la calle, y a los peatones a estar mucho menos concentrados, al tener una falsa sensación de mayor protección.
Estos aspectos psicológicos han provocado que los accidentes y choques producidos cuando se ha añadido un nuevo sentido a las calles se han reducido, en porcentajes que van del 35 al 60 por ciento, a pesar de un aumento muy considerable del número de vehículos circulando por esas zonas.
Resulta curioso comprobar cómo afectan los aspectos subconscientes, relacionados con la sensación de seguridad, al uso que peatones, ciclistas y vehículos hacen de su entorno, que lleva a fenómenos tan curiosos como el que acabamos de mostrar.
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