En Francia, se imparte Educación Vial en la escuela desde 1977. En 1993 se estableció su enseñanza mediante un programa oficial de estudios y prácticas dirigidos a la obtención, en las distintas etapas de educación, de tres certificaciones obligatorias de Seguridad Vial. Desde 2006, la Educación Vial pasó a integrarse, además, dentro del “continuum” educativo francés, lo que en España conocemos como educación cívica o para la ciudadanía.
El APER, el ASSR1 y el ASSR2… Así se llaman las tres Certificaciones de Seguridad Vial que los niños franceses están obligados a obtener a lo largo de su escolarización obligatoria.
El APER (Attestation de Première Education à la Route) es la primera certificación que obtienen los niños, una vez concluida su etapa de Educación Primaria. A lo largo de los tres ciclos los estudiantes van adquiriendo el conocimiento de las reglas y normas que regulan el uso de la vía pública y se fomenta en ellos conductas responsables y solidarias dirigidas a la prevención de futuros siniestros viales. El APER forma parte de la educación continua, por lo que en cada boletín de notas que reciben los pequeños hay tres casillas en los que son evaluados como peatones, pasajeros y conductores (de bicicletas). En la actualidad, al terminar la primaria, no solo reciben su primera Certificación de Seguridad Vial. Tras un examen práctico en tráfico real realizado por la policía, pueden obtener su Carné de Bici que les permite ir solos al colegio en bicicleta.
En la etapa que aquí conocemos como Educación Secundaria/ESO los estudiantes franceses tienen que obtener el ASSR1 (Attestation scolaire de securité reoutière de premier niveau) y el ASSR2 (Attestation escolaire de securité reoutière de deuxième niveau): el primero, a los 14 años, es obligatorio para conseguir la licencia AM, que autoriza a conducir ciclomotores; el segundo, a los 16, es obligatorio para obtener el permiso de conducir. Obtener el ASSR2 no da derecho al ASSR1, por lo que hay que sacarlo de forma independiente. Como alternativa al ASSR, los franceses no escolarizados, por ejemplo, porque residan en el extranjero, deben obtener obligatoriamente el AER (Attestation d’education à la route), si en el futuro quieren obtener una licencia de conducir francesa.
En esta etapa educativa, aunque la Educación Vial continua siendo parte del “continuum” educativo y se imparte de forma transversal en varias asignaturas dentro del programa de educación cívica o para la ciudanía, para la obtención de las Certificaciones de Seguridad Vial existe un programa explícito. En el segundo trimestre del curso, es decir de enero a marzo, los alumnos franceses de quinto y tercero (lo que aquí vendría a ser segundo y tercero de la ESO), deben recibir una hora de Seguridad Vial teórica de lunes a viernes, además de varias sesiones de clase práctica en situación de tráfico real. Entre abril y mayo, se realizan los exámenes. Se trata de una prueba tipo test de opción múltiple en la que para aprobar hay que alcanzar una puntuación mínima de 10/20. El certificado lo emite el director del colegio.
En Francia, la Educación Vial depende del Ministerio de Educación, aunque también interviene y colabora activamente en la misma el Ministerio de Transportes. Al tratarse de un programa oficial obligatorio, todos los materiales son gratuitos. El propio Ministerio de Educación produce los recursos didácticos para profesores y alumnos y dentro de su web oficial, www.eduscol.education.fr , hay un sitio explícito para estas Certificaciones.
Hay que destacar que si bien a día de hoy este modelo educativo de Educación Vial ha calado en la sociedad francesa, hace 20 años no fue bien recibido. Entonces, solo la policía de tráfico quiso participar en este proceso formativo, impartiendo en muchos casos las clases teóricas y prácticas e, incluso, emitiendo las propias Certificaciones. La implicación de la comunidad educativa fue prácticamente nula al principio y más tras imponerles los Certificados de Seguridad Vial por “decretazo”. Pero a lo largo de los años el Ministerio de Educación realizó importantes campañas de sensibilización entre padres y profesores, hasta el punto de que ya nadie se cuestiona la elevada responsabilidad que éstos tienen en la seguridad vial de los niños.
Las escuelas están hoy muy comprometidas y prácticamente todas las de Primaria disponen programas de caminos escolares para que los alumnos mayores de 10 años puedan ir al cole en bicicleta. El espíritu de estas campañas es que como usuarios de la bici, los pequeños vayan adquiriendo la experiencia de ser conductores responsables y seguros mucho antes de llegar a la edad de conducir un vehículo a motor. Como cada año, colegios e institutos franceses preparan su Semana Nacional de la Bici. Este año se celebrará del 1 al 5 del próximo mes de junio y a lo largo de estas jornadas todas las actividades educativas girarán en torno al uso y manejo de la bicicleta.
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