La
temperatura ideal para conducir se sitúa entre 19 y 24ºC. Hacerlo por encima de esos valores provoca
fatiga,
somnolencia, aumento del tiempo de reacción y del nivel de estrés. Todo ello puede desencadenar un accidente.
Si un conductor circula a 90 km/h con calor, ante una situación inesperada recorre 41 metros antes de tocar el freno; en un ambiente fresco solo recorrería 16 metros. De ahí la importancia de:
- Evitar las horas centrales del día para conducir. Si se puede, es mejor planificar viaje para salir pronto, por la mañana, cuando el sol es menos agresivo y la temperatura más agradable.
- Conducir con ropa adecuada. Uno de cada cuatro conductores circula en verano con ropa de baño. Este tipo de vestimenta no es recomendable porque, en caso de accidente, el daño causado será mayor. Es más, calzados como las chanclas provocan que, más pronto que tarde, los pies se enreden en los pedales.
-
Llevar gafas de sol. La fuerte luz solar del verano entraña riesgos en la conducción por deslumbramiento al amanecer y al atardecer.
- Descansar media hora aproximadamente cada 200 km, y realizar ejercicios de estiramiento de piernas y brazos. Es recomendable aprovechar estas paradas para refrigerarse con agua o refrescos.
- Aparcar a la sombra. Durante las paradas es recomendable no aparcar el vehículo al sol para, una vez que reanudemos viaje, evitar temperaturas desagradables.
- Nunca dejar dentro del vehículo a niños o animales. En ocasiones pensamos que la parada será corta y que no merece la pena bajar del coche a niños o mascotas, cuando la temperatura interior puede subir mucho en muy pocos minutos y provocar golpes de calor.
- Realizar comidas ligeras y frescas. Evitarán que aparezca la somnolencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario