sábado, 22 de agosto de 2015

No sé en qué andan pensando, o sí lo sé y entonces me enrabieto. Por Carme Huguet.

LA RECETA PARA CONSEGUIR EL BIEN COMÚN
DE TODA LA SOCIEDAD:

Educación, Formación, Evaluación y Prevención Vial de Calidad,

Programada, Mínima, Obligatoria y Presencial,

en sus Fases Inicial, Continua y Final,

PARA TODOS LOS USUARIOS DE LAS VÍAS PÚBLICAS.


Soy de la opinión que el mejor consejo que se le puede dar a alguien 
para conducir su vehículo con seguridad es la aplicación del sentido común, 
sentido común que en algunas ocasiones dudo que se aplique desde la Dgt 
o esa es mi opinión. 

Y no lo digo porqué sí, lo digo argumentando mis porqués, 
porqué discrepar sin argumentar con lógica no tiene ningún sentido.

Lo último que llega desde la dirección general de tráfico es que van 
a dotar a algunas "vías secundarias", (mejor sería hablar con propiedad 
y definirlas como convencionales), de radares de tramo en 20 secciones 
de carretera. 

Radares que según explica Jaime Moreno, subdirector general 
de Gestión de Movilidad: "serán capaces de monitorizar la movilidad 
en vías secundarias (movimientos, tipos de vehículos, flujos, etc.)". 

Los equipos están preparados para controlar, además, 
otro tipo de irregularidades, como los adelantamientos en línea continua y, 
puesto que hacen una lectura de la matrícula, podrán detectar vehículos 
que no hayan pasado la ITV o no dispongan de seguro obligatorio.

¿Realmente creen desde el despacho de la Dgt qué esa medida va a reducir 
de forma significativa el número de fallecidos en nuestras vías?

Continuamente se nos dice que los radares no son una medida recaudatoria 
porqué se anuncia donde están situados y recuerdo que la señora directora 
nos dio una clase magistral en su comparecencia en el Congreso, 
hablando de los márgenes en los que se disparaba el radar. 

Señora directora no va usted a convencerme, pues la mayoría de los radares 
no se encuentran situados en tramos peligrosos si no en lugares en los que 
se sabe que es bastante probable la superación de los límites de velocidad 
(muchos de ellos se colocan en tramos rectos) ni tampoco se hayan 
colocados en puntos negros (seguimos teniendo unos cuantos), 
así que no me diga que son eficaces para evitar accidentes, 
aunque sí lo son para poner sanciones por excesos de velocidad. 

Excesos de velocidad que no son la causa aplastante determinante 
de los accidentes con víctimas mortales, pues los accidentes mortales 
que se producen en los que la velocidad es factor determinante, 
no suelen producirse por excesos, si no más bien por velocidad excesiva, 
repito, velocidad excesiva; porqué la velocidad excesiva no tiene nada 
que ver con los límites de velocidad de una vía, si no con la adaptación 
de las velocidades a las situaciones cambiantes del tráfico, vehículo y vía. 

Y le aseguro que aquí si que nos falta mucho camino por recorrer.

¿No será que tenemos que seguir apostando por la formación 
de futuros conductores, reciclaje continuo de los actuales y revocaciones 
de permiso en reincidentes por delitos contra la seguridad vial? 

Y ¿qué me dice de las revisiones médicas para obtención y renovación 
de permisos? 

Vamos, que nos encontramos conductores en las vías que no sabemos 
muy bien a que deben la expedición de sus certificados médicos.

Ya le dije en alguna ocasión 
(por si no lo recuerda en su propio despacho) y también a través 
de diferentes escritos que, la reducción de la alta siniestralidad 
es una carrera de fondo en la que se está perdiendo mucho tiempo. 

Que en esa carrera de fondo tenemos que preparar buenos 
conductores, modificando los cánones actuales que se siguen para 
la obtención de permisos, totalmente obsoletos y que no garantizan 
el conocimiento sino que premian la memorística, que en esa carrera 
de fondo tenemos que preocuparnos por los profesores 
que imparten conocimientos, endureciendo las claves de acceso, 
no para limitar el acceso, si no para tener a los mejores profesionales 
dispuestos a trabajar por y para la seguridad vial, no para convertirse 
en unos simples pisapedales, sin motivaciones. 

Claro que para que se tengan motivaciones no estaría de más comprobar 
como se manejan algunas autoescuelas con precios por debajo 
mínimos, competencias desleales, contratos de trabajo que no se cumplen, 
y, un largo etcétera... que necesitamos reciclar también a los profesores 
y que seguimos en esa carrera de fondo y necesitamos reciclar 
a nuestros conductores, que desde esa dirección se empeñan en el cambio 
de vehículo ofreciendo planes renove pero que estos conductores no conocen 
ni para que sirven la mayoría de elementos de seguridad de sus vehículos 
y no saben ni como ni cuando deben aplicarlos, pero más grave 
es que desconocen normas y señales porque con el tiempo han pasado 
al olvido o simplemente han cambiado y nadie les ha notificado ese cambio. 

Que los conductores perdemos capacidades y conocimientos y que es 
insuficiente una revisión médica para garantizar que los seguimos 
reuniendo, porque simple: no se evalúan.

Creo que invertir en formación, reciclaje, sensibilización, 
mantenimiento, conservación y señalización de vías  es mucho más 
eficaz y económico que  la colocación de radares en algunos puntos, y, 
pegasus sobrevolando los cielos, que nos da la impresión que tenemos 
un gran ojo controlador que hasta calcula cuantas veces respiramos al día. 

¿No es mejor aplicar métodos educacionales que ir directo a  métodos correctivos 
y coercitivos?

Claro que el resultado no es de efecto inmediato y no va a traer 
ningún premio a corto plazo por buena gestión.

Sigo pensando en la conversación mantenida y en la que se afirmaba 
que no quería convertir nuestras vías en carreteras policiales, pues, 
ya me dirá usted.... no serán policiales, porque efectivamente, 
la presencia policial en las mismas es más bien poca, pero policiales 
si lo son cuando aplica métodos controladores y sancionadores.

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