Nos toca vivir una época en la que tenemos acceso a informaciones rápidas,
en ocasiones no suficientemente contrastadas. Las redes sociales e Internet
vuelan a la velocidad de la luz. Cualquier noticia pasa en segundos a ser
portada en todo el mundo y a convertirse en efecto viral por su
amplísima divulgación.
La información es vital para todo proceso evolutivo: social, económico
y cultural, pero debemos ser cuidadosos para que no acabe convirtiéndose
en desinformación, inclusive mala interpretación y afortunadamente en menos
casos, manipulación.
Todos debemos ser exigentes en la valoración de la información,
teniendo la obligación de interpretar desde diferentes ángulos del prisma
para no quedarnos con una visión subjetiva. Para ser objetivos debemos
ver todas las paredes desde la cúpula y no dejarnos llevar por pasiones
incontroladas y fanatismos.
Si me refiero a la seguridad vial existe mucha "información" que no cumple
con su tarea.
Tenemos por costumbre juzgar y sentenciar inclusive aquello que no
conocemos y lógicamente en seguridad vial no iba a ser diferente.
Todos nos creemos ser poseedores de la verdad absoluta, cuando lo que
existen son pequeñas verdades encerradas en contextos sociales.
Las noticias de seguridad vial deben darse con ética, decoro y cuidado.
No se puede hablar de muertos como si habláramos de la verbena de la paloma.
No podemos mostrar imágenes jugando con el dolor de las víctimas,
porque eso no es informar, eso es hacer poco bien a la seguridad vial.
Sabemos que nos acostumbramos a imágenes dolorosas y fuertes
y las interiorizamos de tal forma que no nos afectan.
Lo vemos a diario en cualquier medio audiovisual.
Somos capaces de ver muertos en guerras y atentados y seguimos comiendo
y banalizando.
¿Por qué debería ser diferente cuándo hablamos y mostramos
imágenes de accidentes de tráfico?
Ahora se habla mucho de seguridad vial y es bueno que se hable, pero,
no por hablar mucho los cambios se producen.
Recientemente se ha publicitado donde se encuentran los radares y parece
que con la renovación del parque móvil, los mayores de controles
de velocidad, alcoholismo y drogas ya podemos cerrar la carpeta
de actuaciones notables.
Tenemos el Decenio de Oms muy avanzado y poco se ha hecho para tratar
el factor humano.
El factor humano que es el más difícil de cambio y el que mayor tarda
en interiorizar los cambios.
Perdemos tiempo valioso.
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