sábado, 7 de febrero de 2015

Importancia de la programación y de la evaluación formativa en la formación de conductores. Por Sebastià Sánchez Marín.

¿Cómo voy a programar e impartir mi Proceso de Enseñanza-Aprendizaje,

si no es Obligatorio y Presencial, la Formación Vial de los Conductores?

Educación, Formación y Evaluación Vial de Calidad,

Obligatoria y Presencial,

Inicial, Continua y Final,

para TODOS LOS PERMISOS DE CONDUCIR.

Tesis

Tanto en el “Resumen ejecutivo de Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020”, de la Dirección General de Tráfico (2011), como en el Comunicado de la Comisión del parlamento Europeo (2010) “Hacia un espacio europeo de seguridad vial: orientaciones políticas sobre seguridad vial 2011-2020”, existe concordancia en que la Educación en seguridad vial y la Formación de conductores, son -y han de ser- las principales medidas para reducir el número de víctimas de accidentes de tráfico.

Actualmente en el ámbito de la educación y de la formación, se considera que la programación es un instrumento fundamental que ayuda y orienta al profesorado en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje evitando la improvisación, en la práctica educativa o formativa, y favoreciendo la Enseñanza de Calidad (Arjona, 2010). Así mismo, una buena programación, facilita la integración de los aprendizajes significativos y actitudinales, proveyendo al proceso de educación, o de formación, del carácter funcional necesario para la puesta en marcha de las competencias adquiridas.

Es por este motivo que, desde la planificación y programación de la formación, se deben fijar objetivos lógicos, que sean razonablemente realizables y alcanzables, en función de los conocimientos previos, del desarrollo cognitivo de los alumnos (Araque, 2010; Bernal, 2001), y del establecimiento de una temporalización que comprenda tanto el proceso de enseñanza, como el de los momentos específicos de la evaluación.

En los últimos años la evaluación ha adquirido un peso extraordinario en los discursos que se construyen en torno a la educación y la formación. Existen dos palabras que dominan el panorama: evaluación y calidad, las cuales se presentan hermanadas, como si una llevara automáticamente a la otra (Campechano, 2014).

Según Videla (2010), la evaluación es uno de los temas que ha asumido mayor protagonismo dentro del ámbito educativo y de la formación. La causa no está en que se trate de un tema nuevo, sino porque a nivel social, existe más consciencia de la importancia y de las repercusiones que se le atribuyen al hecho de evaluar o de ser evaluado.

La fundamentación conceptual de la evaluación se basa en ser un proceso sistemático y riguroso de recogida de datos, incorporado al proceso educativo desde su comienzo, de manera que sea posible disponer de información continua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con respecto a ella y tomar las decisiones adecuadas con el fin de proseguir la actividad educativa mejorándola progresivamente (Castillo, 1999). 

La sistematización del proceso educativo debe establecerse desde un punto de vista de continuidad de la formación, sin lagunas temporales (proceso continuo de formación). Una correcta programación requiere el conocimiento concreto de los momentos de inicio, desarrollo y final del proceso formativo.

Antítesis

La evaluación, dentro del proceso de la enseñanza de la conducción de vehículos, aunque algunos así lo crean, no sólo se produce en dos o tres momentos de la formación (prueba teórica, destrezas si es el caso, y prueba de circulación), sino que como en cualquier otro proceso formativo se desarrolla durante todo el transcurso de la formación. Esta evaluación ha de seguir un continuum a lo largo de la formación: tanto teórica como práctica.

Llegados a este punto, en cualquier proceso de enseñanza aprendizaje, se deberían distinguir claramente tres tipos de evaluación:

1. Evaluación inicial (o evaluación diagnóstica): se realiza antes de iniciar la formación. Esta evaluación permite al formador ajustar la programación a las aptitudes y actitudes de cada uno de sus alumnos en particular, y al grupo en general (enseñanza teórica).

2. Evaluación formativa (o evaluación procesual): se realiza a lo largo de todo el proceso formativo. Es la más importante, ya que nos permite adaptar el modelo de programación inicial al ritmo de aprendizaje de cada alumno, a la idiosincrasia de la persona y a las posibles nuevas variables no contempladas a priori de la formación.

3. Evaluación final (evaluación sumativa; o evaluación acreditativa): en el caso de la formación de conductores, permite al evaluador (examinador) el valorar, de manera integral las aptitudes del alumno, y finalmente decidir si otorga o no el codiciado “APTO” que se convertirá en una acreditación o autorización administrativa para conducir vehículos legalmente.

Aunque de manera tradicional, la evaluación se ha venido aplicando casi con exclusividad, para comprobar el rendimiento de los alumnos, bien sea en medir la cantidad de contenidos de información, conceptos o principios adquiridos o de destrezas demostradas. En las últimas décadas, en la evaluación, dentro de la formación de conductores, se ha producido una expansión, que proviene de otros ámbitos educativos, como es el de promover actitudes favorables (en este caso) a la conducción segura (Sánchez y Arnau, 2012). 

Si bien, de momento, en la prueba final de conducción, como evaluación final (sumativa o acreditativa), para la obtención de los permisos de conducir, no se evalúan formalmente las actitudes de los aspirantes a conductores, sí que se hace indispensable, dentro del mismo proceso de formación (si buscamos la excelencia y la calidad de la formación [1]), el que el formador pueda desarrollar una correcta programación y evaluación formativa a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje (teórico y práctico). 

Esta evaluación formativa va a hacer posible la integración de valores y actitudes favorables hacia la Movilidad Segura, además -claro está- de la adquisición de conocimientos y destrezas afines a la conducción de vehículos. Para lograr este fin se hace imprescindible que la programación se ajuste a los objetivos planteados y a los tiempos previamente establecidos, tanto de enseñanza como de evaluación.

[1]La Calidad en el proceso de formación de conductores, en la actualidad, no se debería medir desde un concepto de “Cantidad” de Permisos que es capaz de producir un profesor, sino en lograr que sus alumnos se conviertan en conductores seguros y responsables (Sánchez, 2011).

Síntesis

Si la imposibilidad de realizar una buena programación y evaluación formativa (por desconocimiento de las fechas concretas de examen) dificulta la calidad de la formación y… 

La formación es uno de los pilares básicos (según los planes estratégicos de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico (DGT) y del Comunicado de la Comisión del Parlamento Europeo (CCPE), para conseguir el objetivo de reducir el número de víctimas de accidentes de tráfico, entonces… 

Nos encontramos ante una grave paradoja: o no somos consecuentes con los planes establecidos por el CCPE y la DGT, o nos hemos perdido por el camino.


Bibliografía referenciada

Araque, N. (2010). Didáctica de las Ciencias en la Educación y su relación con los planteamientos de comienzos del siglo XX. “Crieme”. Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria (España).

Arjona, M. L. (2010). Importancia y elementos de la programación didáctica. “Hequedamos”, 7.
Campechano, J. (2014). El sentido de la Evaluación. “Educ@rnos”. Recuperado de http://revistaeducarnos.com/2014/10/19/el-sentido-de-la-evaluacion/[Consulta: 26/11/2014].

Castillo, S. (2010). Sentido educativo de la evaluación en la educación secundaria. “Educación XXI”. 2
Comunicado de la Comisión del Parlamento Europeo (2010). Hacia un espacio europeo de seguridad vial: orientaciones políticas sobre seguridad vial 2011-2020.Recuperado de http://ec.europa.eu/prelex/detail_dossier_real.cfm?CL=es&DosId=199548 [Consulta: 26/11/2014]

Dirección General de Tráfico (2010). Resumen ejecutivo Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020. Recuperado de http://www.dgt.es/Galerias/seguridad-vial/politicas-viales/estrategicos-2011-2020/doc/estrategico_2020_003.pdf [Consulta: 26/11/2014]

Sánchez, S. (2011). Criterios de Calidad en los centros de formación de conductores. “Travesía”, 34, 22-23.

Sánchez, S. y Arnau, L. (2012). La formació dels preconductors a Catalunya: factors de risc i mesures preventives per a la reducció de l’accidentalitat. Innovació i Seguretat. Informe 2012 de l’Observatori de risc “Ides”, 81-84.


Autor: Sebastià Sánchez Marín
Profesor del Departament de Pedagogia Aplicada de la Universitat Autónoma de Barcelona

http://www.revistatravesia.es/noticia/2361/Formacion-Vial/Articulo:-Importancia-de-la-programacion-y-de-la-evaluacion-formativa-en-la-formacion-de-conductores.html

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