miércoles, 5 de marzo de 2014

Artículo de Opinión José Miguel Baez, presidente de CNAE

Este artículo es de un Señor que dice que una alumna Surcoreana 
obtuvo el Permiso de Conducir después de 950 intentos. 
Unos 18 años, entre pitos y flautas. 
¡¡¡ ESO ES CONSTANCIA !!!

Voy a contenerme ....

Autoescuelas, soporte de Reeducación Vial:


Cualquier persona -conductora o no- mínimamente informada sabe que cada vez hay menos accidentes en las carreras españolas. Esta buena noticia se debe a que vamos creyendo que la seguridad vial es un tema de todos y también al trabajo constante, a veces poco apreciado, de los actores que tienen que ver con el mundo de el tráfico.

No nos damos cuenta de que al lado de la Administración -que diseña, coordina y dirige eficazmente este área con la Dirección General de Tráfico (DGT)- existen muchos otros operadores especializados sin los cuales no habría tal éxito: asociaciones de conductores, de víctimas, de transportistas... y, por supuesto, las autoescuelas, el lugar al que todos vamos para aprender a conducir, y a hacerlo con un conjunto de valores de los que se beneficia toda la sociedad: la seguridad, el respeto al prójimo, la disciplina, la caballerosidad. La autoescuela ocupa un lugar especial.

Desde 1961, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), que agrupa en 55 Asociaciones Provinciales a 8.000 pequeños y medianos empresarios que emplean a 37.000 personas, ha estado arrimando el hombro, y les puedo asegurar que, pese a que el sector sufre en sus carnes la crisis como el que más, sigue comprometido con la seguridad vial con el protagonismo que le corresponde.

Las actividades de CNAE son muchas, pero ahora sólo quiero explicarles un poco de nuestra función de garantes de la reeducación vial. Nadie parece recordarlo, pero fue en 2005 cuando la CNAE ganó, en libre y transparente competencia con media docena de otras organizaciones y empresas privadas, el concurso para organizar los cursos de reeducación vial. Los pliegos del concurso eran difíciles -cualquier proyecto pionero y para un mercado desconocido lo es- y fue un quebradero de cabeza encontrar las 200 autoescuelas que quisieran y pudieran desarrollar el servicio al que nos obligaba la DGT: cada centro debía tener un profesor cualificado, un psicólogo y una víctima de accidente de tráfico que impartieran los cursos.

Ese era el menor de nuestros problemas, pues el servicio debía ser universal -como cualquier prestación pública- para todo el territorio nacional y para todos los ciudadanos en igualdad de condiciones, incluyendo los discapacitados, puesto que cada centro tuvo que realizar una inversión media inicial entre 20.000 y 30.000 euros. Todo ello, sin apenas dar cursos durante al menos los tres primeros años, pues el carné por puntos acababa de nacer y no había suficientes alumnos.

La tarea sigue siendo hercúlea y a día de hoy sólo hay 8 de las 200 autoescuelas en toda España que puedan decir cabalmente que dar cursos de reeducación vial sea un negocio por sí mismo. ¡Y eso, después de ocho años de sacrificios! Con todo, el sector sigue cumpliendo lo que considera que es una de sus principales funciones sociales: apoyar la reeducación vial. No sólo sosteniendo un sistema que sería difícil -quizá inasumible- de gestionar por el sector público, sino también incontrolable por él en términos de calidad. Además, la CNAE va a seguir devolviendo al sector y a la sociedad hasta el último euro que recibe por gestionar el sistema. Y lo va a hacer como hasta ahora, acompañando las campañas de seguridad vial, subvencionando las actividades de las víctimas, realizando estudios sobre el sector y, por supuesto, rebajando las cuotas de sus socios cuando quede algo del presupuesto, como los últimos cinco años.

Sería una pena que el control de calidad y la eficiencia de este sistema -acreditado como "excelente" por estudios independientes de dos universidades de primer nivel de Valencia y Madrid- se fuera alegremente al garete por una reforma legal poco meditada. Los sistemas siempre se pueden mejorar, y aquí cabe la flexibilización del sistema y su adaptación al tiempo actual, pero sería un grave error no mantener los pilares de un modelo de gestión sin comparación en Europa: garantía de un nivel calidad controlable en todo momento; que los conductores no tengan que pagar más por unos hipotéticos exámenes de muy incierta eficacia; y, sobre todo, formación de calidad que sea impartida exclusivamente por expertos reconocidos y acreditados por el propio sector. Porque, dígame usted, ¿dejaría que un cocinero o un profesor de idiomas le enseñaran seguridad vial a 50 kilómetros de su casa?

José Miguel Baez, presidente de CNAE (Confederación Nacional de Autoescuelas).


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http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/hppub/firmas/noticias/5590214/03/14/Autoescuelas-soporte-de-reeducacion-vial.html#.Kku837EoYpLVs09

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